Unos minutos después, mi
madre se acercó a nosotras…
Mamá: ¡Hola, Charlie! ¡Qué
guapa estás hoy!
Charlie: Gracias, señora
Johnson.
Mamá: Llámame Christie.
Charlie: Muy bien, Christie
–sonrió delicadamente.
Mamá: Bueno, la madre de
Charlie, yo y unos amigos más vamos a salir a cenar fuera. Así que os dejamos
solos aquí. Si necesitáis algo, llamadnos, ¿sí?
Yo: Vale, mamá.
Charlie: Está bien,
Christie, no es la primera vez que hacemos esto. En mi casa, los cumpleaños
siempre son así. Por cierto, ¿puede quedarse Bonnie a dormir esta noche en mi
casa?
Mamá: Claro que sí. Bueno,
feliz cumpleaños, Charlie. Os dejo.
Charlie, Jodie y yo: Adiós.
Yo: ¿Cómo que los cumpleaños
siempre son así? –dije, mientras observaba a mi madre alejándose.- ¿Así cómo?
Charlie: Pues así como está
siendo hoy. Mis padres salen a cenar fuera y me dejan a mí sola en casa, para
que sea una fiesta de verdad, sin adultos que estén constantemente
vigilándonos.
Yo: Ah. Pues mis padres
tienen mucho que aprender de los tuyos. En mi casa nunca hacemos eso. Si hay
fiesta, es con la familia y unos cuantos amigos. Y nada más.
Charlie: Sí. Pero seguro que
lo terminarán haciendo también. Solo es cuestión de tiempo, no hay por qué
preocuparse.
Yo: Eso espero.
Estuvimos charlando con la
gente, tomando aperitivos y bailando. Era como la típica fiesta que solo existe
en las películas. Pero no, ésta era real. Tenía su catering y su música en
directo. Yo quiero una de esas para mi cumpleaños.
Un chico sacó a Jodie a
bailar, y Charlie estaba cambiándose de vestido, así que me quedé sola.
Cuando fui a por mi tercera
Coca-Cola, Justin se acercó a mí.
Justin: Hey, aún no hemos
tenido la oportunidad de conocernos mejor. Desde el pequeño incidente de antes
con la puerta…
Yo: Ya, olvídalo –todas las
personas se merecen una segunda oportunidad, ¿no?
Justin: ¿Quieres bailar?
–Estaba sonando una canción lenta.
Yo: …
Justin: ¿?
Yo: Ahora mismo no me
apetece.
Justin: Solo un ratito…
Yo: De verdad, no tengo
ganas –miré para el otro lado, intentando ocultar la expresión de mi cara. Pero
él ya se había dado cuenta.
Justin: Venga, confiesa.
Yo: No sé bailar –me
sonrojé.
Justin: Yo te enseño.
Yo: Sí tú lo dices…
Él me cogió de la mano y yo
le seguí hasta el centro de la sala, captando la atención de una multitud de
gente.
Yo: Nos están mirando… -le
susurré.
Justin: Será porque tienen
envidia –me sonrió de una manera irresistible. Mierda, ¿por qué siento
mariposas revoloteándome en el estómago?
Yo: Ya, como si alguien
quisiese bailar contigo.
Justin: Sabes perfectamente
que todos se mueren por bailar conmigo.
Yo: Creído.
Justin: Creído no; sexy.
Yo: Lo que tú digas.
Se terminó la canción y
empezó otra.
Justin: ¿Quieres seguir
bailando?
Asentí con la cabeza. Bailar
a su lado me daba más seguridad. No sé, es una sensación extraña, pero me
gusta.
Justin: ¿Ves? No es tan
difícil esto de bailar. Sobre todo si estás bailando conmigo.
Yo: Ajá.
En ese momento vi a Charlie
y a Jodie viniendo hacia mí.
Charlie: Justin, te vamos a
robar a Bonnie.
Justin: Diviértete –sonrió y
me soltó, empujándome ligeramente hacia la chicas.
Me di la vuelta y me fui con
ellas a la habitación de Charlie.
Una vez allí, cogí mi bolso
de la cama, saqué el regalo y se lo di a Charlie.
Charlie: Whoa, del Tiffany&Co. Debe de haberte costado bastante.
Sacó la bolsita de la caja,
y la abrió.
Era un collar sencillo, de
plata.
Charlie: Gracias, Bonnie.
Yo: Me alegro de que te
guste.
Jodie: Ahora el mío.
Charlie: Todos sabemos qué
es. Mejor bajamos a la piscina y allí disfrutamos de tu regalo, ¿sí?
Jodie: Vamos.
La piscina estaba en el piso
de abajo, al otro lado de jardín. Al pasar por el salón, vi a Justin bailando
al estilo Michael Jackson y haciendo tonterías con otros chicos que había
alrededor suyo.
Atravesamos el jardín y
llegamos a una zona donde solo olía a tranquilidad y a cloro de la piscina. A
un lado había una puerta de cristal que daba al interior de la casa. Había
varias tumbonas y un columpio colgado del tronco de un árbol, algo así:
Yo me senté en el columpio y
ellas arrastraron unas tumbonas hasta colocarlas enfrente de mí.
Charlie: ¿Tú bebes?
Yo: ¿Te refieres a alcohol?
Charlie asintió con la
cabeza.
Yo: A veces, pero no mucho.
Charlie: Ajá –abrió la caja
de Jodie y me acercó una lata. La miré detenidamente y descubrí que era una
cerveza.
Yo: No sabía que vosotras
bebieseis.
Jodie: Solo en grandes
ocasiones, como hoy.
Charlie: No hace falta que
te la bebas si no quieres, no queremos obligarte a que lo hagas.
Yo: No pasa nada. No me voy
a morir por beber un poco.
Jodie y Charlie se rieron.
Jodie: No hay nada como el
alcohol para olvidar las penas.
Empezamos a hablar sobre
cotilleos y otras cosas. No sé cuánto tiempo pasó, pero ellas ya se habían
bebido toda la caja de cerveza cuando yo aún iba por mi segunda lata.
De repente, Charlie se
levantó y fue corriendo hacia una papelera que había al otro lado de la puerta
de cristal. Jodie fue tras ella.
Yo me preocupé y me levanté.
Estaba todo oscuro y yo no veía nada de lo que estaba pasando allí dentro.
Yo: ¿VA TODO BIEN? –dije,
levantando un poco la voz para que me oyesen.
Jodie: CHARLIE HA VOMITADO
TODO LO QUE HA BEBIDO. VAMOS A SUBIR A QUE SE CAMBIE DE ROPA. AHORA VOLVEMOS
–gritó desde dentro.
Yo: Ajá.
Crucé las piernas sobre el
columpio y me acomodé, dispuesta a pasar el rato mientras esperaba.
En ese momento, apareció
Justin.
Justin: ¡Conque aquí
estabais! –entonces se dio cuenta de que solo estaba yo allí, con una lata de
cerveza en la mano.
Me miró arqueando las cejas.
Yo: Tranquilo, yo controlo
–dije refiriéndome al alcohol.
Justin: ¿En serio? Pues no
lo parece.
Yo: ¿Por…? -miré a mi
alrededor. Estaba rodeada de latas vacías de cerveza.
Justin: …
Yo: Ah, eso. En realidad…
-oí unos quejidos y ambos nos dimos la vuelta para fijarnos en la puerta de
cristal.
Jodie: Uff, Bonnie, necesito
que me eches una mano. Charlie ha engordado, ya no puedo con ella. Y no es
capaz de andar sola.
Justin: Bueno, tú tampoco
estás mejor que ella.
Me acerqué y cogí a Charlie
del otro brazo para ayudarla a llegar hasta su tumbona. Me volví a sentar en el
columpio y Justin se sentó a mi lado.
Justin: ¿Queda alguna lata
para mí?
Yo: No. Ya se las han bebido
todas. Por eso están como están. Además, tú no debes beber, que luego te
vuelves conduciendo a casa.
Justin: ¿Desde cuándo te
preocupas por mí?
Yo: No me preocupo por ti y
nunca lo haré. Solo he dicho que no queda cerveza.
Justin: Ajá.
Estuvimos un rato
discutiendo por tonterías, mientras Charlie y Jodie nos miraban divertidas.
Charlie: Hacéis buena
pareja.
Yo: No le hagas caso, ha
bebido mucho.
Charlie: Es verdad. Lo de
que he bebido mucho no; lo de que hacéis buena pareja.
Jodie: Yo creo que Charlie
tiene razón. Os gustáis.
Yo: No.
Justin: …
Jodie: ¿Ves? Justin no dice
nada, porque en realidad le gustas.
Justin: Bueno, yo me tengo
que ir.
Charlie: ¿Ya? ¿Tan pronto?
Justin: ¿Pronto? ¡Pero si ya
son las 6 de la madrugada! He quedado con mis bailarines para ensayar las
coreografías. Voy a ver si puedo dormir un poco.
Yo: Vete de una vez.
Justin: Ya voy, no hace
falta que me eches a patadas… -sonrió dulcemente.- Os veré cuando pueda.
Yo: Adiós…
no seas tan agresiva solo un poquito vale
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