Terminamos de comer y
volvimos a la casa de Charlie.
Charlie: ¡Mamá, ya estamos
aquí! –no hubo respuesta.- ¡MAMÁ!
Jodie: Habrá salido.
Charlie: Es lo más probable.
Entonces, ¿qué hacemos ahora?
Yo encogí los hombros y miré
a Jodie.
Jodie: Podemos darnos un
baño en la piscina.
Charlie: ¡Vale!
Yo: Ergh, yo no me he traído
bañador.
Charlie: No seas tonta. Yo
os dejo uno, ya que Jodie tampoco se lo ha traído.
Yo: Ajá.
Subimos a su habitación y
abrimos su armario, dispuestas a encontrar algo que nos pueda servir.
Jodie terminó escogiendo un
bikini con un estampado en rosa y marrón.
Charlie se puso su bikini
sin tirantes, con la bandera estadounidense.
Yo: Bueno, ¿cuál queda para
mí?
Charlie empezó a rebuscar en
el fondo de cajón y sacó un trozo de tela de color azul.
Yo: ¿Qué es esto?
Charlie: Tu traje de baño.
Yo: ¿CÓMO?
Lo cogí y lo extendí sobre
la cama.
Yo: ¿En serio queréis que me
ponga esto?
Charlie: A no ser que te
quieras poner éste otro… -sacó del armario algo de color rosa fucsia, con
muchos volantes.
Yo: ME QUEDO CON EL PRIMERO.
Dios, eso no se lo pone nadie.
Jodie: Charlie sí. A ella le
gusta mucho este tipo de cosas.
Yo: Bueno, voy al baño a
cambiarme.
Entré en el baño y me quité
mi ropa. Después me puse el trikini. Mmm, no me queda nada mal, ¡pero es que es
demasiado! Yo nunca he llevado algo así. Como mucho, me pongo bikinis. En fin.
Salí del baño. Ellas ya se
habían cambiado. Cómo no, parecían modelos sacadas de una revista. Charlie
estaba enviando mensajes con su móvil y Jodie estaba mirándose en el espejo
cuando ambas fijaron la vista en mí y me escanearon con la vista.
Yo: ¡¿Qué miráis?!
Charlie: Tienes un cuerpo
precioso.
Yo: Eso es porque no os
habéis mirado en el espejo.
Jodie: No, de verdad. Tu
piel es perfecta, tienes la anchura ideal y se te notan las curvas. Lo que pasa
es que no sabes sacarle partido a tu cuerpo.
Yo: Ni quiero.
Jodie: Un día de estos te
vamos a hacer un cambio de imagen. De esos que entras en una habitación y sales
completamente diferente, como si fueses una persona distinta.
Charlie: Estoy de acuerdo.
Por cierto, he invitado a unos cuantos amigos más para que se vengan a la
piscina. No te importa, ¿verdad?
Yo: ¡Claro que no! ¡Cómo me
va a importar que más gente pueda verme con este aspecto tan ridículo!
Charlie: O sea que no te
importa. Bien –sonrió de oreja a oreja.
Yo: ¿Vamos a bajar a la
piscina o preferís seguir hablando de mí? –dije, mientras me dirigía hacia la
puerta.
Charlie: Aguafiestas
–susurró entre dientes.
Yo: TE OIGO –grité desde el
pasillo.
Jodie soltó una carcajada.
Charlie aprovechó para coger
unas toallas de un armario del pasillo y bajamos las escaleras. Pasamos por la
cocina y cogimos unos sándwiches y unas latas de Coca-Cola.
Llegamos a la piscina, y
cada una se apropió de una hamaca. Esparcimos todas nuestras cosas por el suelo
y nos empezamos a echar protector solar.
Jodie: Ponme un poco por la
espalda –me pasó la crema y se giró.
Yo: Ahora te toca a ti –le
devolví la crema y me di la vuelta, echándome el pelo hacia un lado.
Jodie: Ya está.
Hacía un calor insoportable
y la sensación de tener una crema tan pegajosa por todo el cuerpo era horrible.
Yo: ¿Os vais a bañar ahora?
Jodie: Dentro de un rato, cuando
llegue la gente.
Yo: Y, ¿a quiénes has
invitado?
Charlie: Pues a Caitlin y a los
chicos.
Yo: ¿Qué chicos?
Charlie: Ryan, Chaz y
Justin.
Yo: Ahh, vale –como si me
hubiese quedado algo claro.- Bueno, yo me voy a bañar ahora.
Cogí mi móvil y los cascos,
y me los puse mientras me metía en el agua. No estaba fría. Puse la música en
‘Aleatorio’ y salió una de Rihanna.
Charlie y Jodie estaban
cuchicheando mientras me señalaban. Yo las miré fijamente, y ellas se dieron
cuenta.
Jodie: Venga, no te quejes,
que es por tu bien. Estamos pensando en tu cambio radical –volvió a esconder su
cara detrás de una revista.
Arrugué el entrecejo. Miré
hacia todos los lados y vi una colchoneta hinchable en un rincón.
Yo: Charlie, ¿me pasas esa
colchoneta?
Charlie se levantó y la
cogió.
Charlie: ¿Ésta?
Yo: Sí.
Ella se plantó a unos metros
del agua, y yo me acerqué hasta el borde de la piscina para recogerla.
Yo: Gracias.
La dejé flotando sobre el
agua, mientras pensaba en cómo subir a ella. Cuando por fin conseguí estar
sobre ella, subí el volumen de la música y cerré los ojos. Notaba el calor del
sol sobre mi piel y a la vez el viento que mecía la colchoneta sobre la
superficie del agua. Mientras trataba de concentrarme en la música, me quedé
dormida…