Llegamos a un restaurante de
lujo situado sobre una pequeña colina. Justin aparcó y ambos nos bajamos del
coche. Entramos en el restaurante.
Justin se acercó a un hombre
trajeado, con un pinganillo en la oreja, que estaba sentado detrás de un
ordenador.
Justin: Buenas tardes. Tengo
una reserva para la una y media.
Recepcionista: ¿Su apellido,
por favor?
Yo disimulé una pequeña
carcajada. ¿Cómo es que existía alguien en este mundo que no se sabe el
apellido de Justin?
Justin: Bieber –giró la
cabeza y me guiñó un ojo.
El recepcionista consultó la
pantalla del ordenador.
Recepcionista: Vengan por
aquí.
Nos condujo tras una
mampara, hasta llegar a una sala. Una de las paredes había sido remplazada por
una vidriera, de tal forma que las vistas eran alucinantes. En una esquina
había un equipo de música. El resto de la sala estaba vacía, a excepción de una
pequeña mesa alargada que había en el centro de ella.
Recepcionista: ¿Esto les
parece bien?
Justin: Es perfecto
–entonces se dio la vuelta y le dio un CD al recepcionista. Éste se acercó al
equipo de música y lo encendió.
Justin me hizo sentarme en
la silla y me acercó a la mesa, como un caballero. Después, él se sentó en la
otra silla.
Recepcionista: En unos
minutos les atendemos –le dio a Justin el mando del equipo y se fue.
Yo: Te has pasado.
Justin: ¿En qué?
Yo: Yo pensaba que te habías
referido a comer juntos en el McDonald´s o en el Starbucks. Pero no esto.
Justin: ¿Te importa que
ponga música?
Yo: En absoluto.
Él cogió el mando y le dio a
‘Play’. Empezó a sonar una canción lenta.
Entonces llegó una camarera.
Era rubia, alta, ojos azules, y miraba a Justin con nerviosismo. Tendría unos
25 años.
¿?: Hola. Me llamo Lucy y
voy a ser su camarera. ¿Qué les pongo de beber?
Justin me miró.
Yo: Mmm… ponme una
Coca-Cola.
Justin: Que sean dos.
Lucy: Muy bien, enseguida se
las traigo –nos dejó el menú en la mesa y se fue.
Yo: Pobre chica…
Justin: ¿Por qué?
Yo: ¿No la has visto? ¿Qué
harías tú si te encontrases con tu ídolo?
Justin: No sé… ¿saludarle?
En ese momento apareció la
camarera con las bebidas.
Lucy: ¿Ya han decidido qué
van a tomar?
Yo pedí lo primero que vi en
el menú. Justin miraba fijamente a los ojos de la chica y no paraba de sonreír
mientras pedía su comida.
La camarera lo apuntó todo
en una libreta y se fue sin decir nada.
Yo: ¿Ves lo que has hecho?
Justin: ¿El qué?
Yo: Pues que has espantado a
nuestra camarera y que ahora nadie nos va a traer la comida.
Justin: Nah, no te preocupes
por eso. Ya verás cómo vendrá otra camarera. Al fin y al cabo, soy Justin
Bieber…
Solté una risita y cambié de
tema.
Yo: Bueno, ¿de qué querías
hablar conmigo?
Justin: ¡Ah, sí! Verás, voy
a rodar un nuevo videoclip y necesito a una chica para el video.
Yo: ¿Y…?
Justin: Pues que había
pensado en ti. ¿Te apetece?
Yo: Te advierto de que yo no
sé actuar.
Justin: No importa.
Yo: Y tampoco sé posar ni
nada.
Justin: Tampoco importa.
Yo: Y la cámara no me
quiere.
Justin: Eso no es cierto.
Yo: ¿Cómo que no? Por favor,
salgo fatal en todas las fotos.
Justin: Pero esto es un video…
Yo: Ya, y lo que graba es
una cámara…
Justin: …que te quiere un
montón –terminó mi frase.
Yo: No.
Justin: Sí.
Yo: No.
Justin: Sí.
Yo: No.
Justin: No.
Yo: Sí.
Justin: ¡HAS DICHO QUE SÍ!
Yo: ¡Mentira, no lo he
dicho!
Justin: ¡Sí lo has dicho!
Yo: ¡No lo he dicho!
Justin: ¡Sí!
Yo: ¡No!
Justin: ¡Sí!
Yo: Esto es ridículo.
Estamos discutiendo como niños de 5 años.
Justin: Entonces, ¿es un sí?
Yo: Puedo intentarlo.
Justin: Por probar no
pierdes nada.
Yo: Ajá.
Llegó la camarera, dejó los
platos con nuestra comida y se fue.
Comimos más o menos en
silencio, exceptuando algún que otro comentario tonto.
Terminamos de comer. Justin
cogió el mando del equipo de música y cambió de canción. Empezó a sonar una
canción, era lenta. Al principio no supe cuál era. Entonces vi que Justin
empezaba a cantarla, así que supuse que era suya.
Justin: ¿Quieres bailar?
Yo: Ya te he dicho que no
sé.
Justin: Y yo te dije que te
enseñaría.
Él me tendió una mano. Me
levanté y le seguí. Nos paramos delante de la pared de cristal. Puse mis brazos
alrededor de su cuello y él colocó los suyos alrededor de mi cintura. Empezados
a balancearnos de un lado a otro, lentamente. Yo apoyé mi cabeza contra su
pecho y cerré los ojos, y él empezó a tararear la canción.
Justin: ♩
♪
♫ ♬ Could there be a possibility ♫ I´m
trying to say what´s up ♫ Cause I´m made for you
and you for me, baby now it´s time for us ♫
Shall I keep it all together, but enough is enough ♫
They say we´re too young for love, but I´m catching feelings –dejamos de bailar
y él susurró– Should I tell how I really feel ♫ Or
should I move in closer just be still ♫ How would I know? ♫ Cause if I take a chance, and I touch her hand, will
everything change? ♫ How do I know if she
feels the same? ♩
♪
♫ ♬
Entonces, mi corazón
empezó a palpitar mucho más fuerte. ¿De verdad había dicho eso? No creo que sea
coincidencia el hecho de que hubiese puesto justo esa canción.
En ese momento apareció
de nuevo la camarera.
Lucy: ¿Qué tal va… todo?
–nos vio abrazados y dudo entre terminar la frase o irse para darnos más
intimidad.
Justin: Póngame la
cuenta.
Lucy: Enseguida vuelvo.
Yo: No voy a permitir que
me invites…
Justin: ¿Por qué no?
Yo: Pues porque no.
Justin: Vale, lo que tú
digas. No te invito.
Yo empecé a sacar la
billetera de mi bolso, pero él me detuvo.
Justin: He dicho que no
te voy a invitar, no que vayas a pagar la comida.
Yo: ¿Entonces?
Justin: Yo te pago la
comida a cambio de que actúes en mi videoclip.
Yo: ¿Me estás sobornando?
Justin: ¡Más o menos!
La tal Lucy llegó con la
cuenta, Justin pagó con su tarjeta de crédito y nos fuimos.
Cómo no, había un montón
de paparazzis y periodistas rodeando el edificio. Los flashes no paraban de
centellar.
Justin: ¿Preparada para
correr?
Yo: No sabía que ir a
comer contigo fuese tan duro -me quité los tacones y empecé a caminar descalza
hacia la salida.- Venga, uno…
Justin: … dos…
Justin y yo: … ¡tres!
–gritamos al unísono y salimos corriendo.
QUE COOL
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