domingo, 22 de julio de 2012

CAPÍTULO 2:


Un ruido espantoso me despertó. ¡Vaya! Todo había sido un sueño. Pero un sueño precioso. Quería seguir soñando, así que me volví a meter en la cama y me puse la almohada sobre la cara. Pero el ruido seguía siendo horroroso. Me levanté con la intención de averiguar qué estaba pasando para que hiciesen tanto ruido, pero en ese momento, la puerta de mi habitación se abrió y…

¿?: ¿Pero sigues en la cama? ¡VAMOS! ¡Levántate si no quieres perder el avión!

Yo: Sí, mamá, buenos días a ti también…

Mamá: ¡Venga, cariño, vístete y baja a desayunar!

Yo: Ya voy, mamá.

Ah, claro, que ya estábamos a 23 de julio. Hace dos meses, a mi padre lo trasladaron a Nueva York. Él trabaja en una multinacional, creo que se llama……………………………..y ahora le han ascendido a… no sé, supongo que a un cargo superior.

Mi madre estudió arquitectura, dibujo técnico, diseño y esas cosas, pero ella actualmente no trabaja. Se pasa el día entero de fiesta en fiesta, ya que mi padre gana el dinero suficiente para mantenernos a los tres.

A mí me han concedido una beca en un colegio privado de Nueva York, ya que he sacado todo sobresalientes y varias matrículas de honor en el último curso. Pero no quiero presumir de notas. Vale, a quién pretendo engañar… ¡claro que quiero presumir de notas! Que para algo me he pasado tardes y tardes enteras estudiando, sin salir, sacrificando mi vida social…

Todavía con sueño, me metí en el baño y me di una ducha. El agua me ayudó a despertarme.

Terminé y me vestí así:


Me asomé por el pasillo. Mi casa olía a estrés, a prisas, a nervios, y quizás también a tostadas recién hechas.

Fui a la cocina y me puse un cuenco de cereales. Allí estaba mi padre en bata, bebiendo café mientras leía el periódico…

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