martes, 16 de octubre de 2012

CAPÍTULO 26: "Nuevas sorpresas"

 
Una mano apareció de la nada y lo recogió, poniéndolo encima de todo el montón de cosas que llevaba yo encima.

Yo: ¡Gracias!

¿?: De nada…

Levanté la mirada y vi a un chico, más o menos de mi edad, bastante alto, rubio y de ojos azules.

¿?: ¿Quieres que te traiga una cesta o algo?

Yo: Eh… ¡no! ¡No hace falta!

¿?: ¿Segura?

Yo: Sí, sí. Esto… ¡soy Bonnie!

¿?: Yo soy Ryan. Encantado de conocerte. Mmm, ¿estás segura de que no quieres que te ayude?

Entonces se me cayó el bote de aceite al suelo.

Ryan: Vale, definitivamente te tengo que ayudar. Trae- cogió todas las cosas con una facilidad increíble, y se dirigió hacia las cajas registradoras.

Yo le seguí mientras sacaba el móvil para mirar la hora. Eran las 2.

Charlie: ¡Eh, Bonnie! ¿A dónde vas?

Entonces se percató del chico que iba delante de mí ayudándome a llevar las cosas.

Charlie: Veo que has estado muy bien acompañada…

El chico al que acabo de conocer se dio la vuelta.

Ryan: ¡Charlie! ¡Cuánto tiempo!

Charlie: ¡Hombre! ¡Pero si es Ryan!

Ryan: ¿Qué tal, bonita? –preguntó mientras le daba dos besos en la mejilla a Charlie.

Yo: ¿Os conocéis?

Charlie: Sí, él es un amigo de Justin.

Ryan: Uno de los MEJORES amigos –le corrigió.

Yo: Ah… Justin.

Charlie: ¿Y cómo es que estás tú por aquí? ¿No vivías en Canadá?

Ryan: Sí, pero al final uno se termina aburriendo de su casa y prefiere cambiar de aires.

Charlie: Haha sí, la verdad es que está bien moverse de vez en cuando. ¿Y Justin sabe que estás aquí?

Ryan: Le he llamado, pero no me ha cogido el teléfono.

Charlie: Últimamente ha estado muy ocupado.

Ryan: Sí, me lo comentó…

Empezaron a hablar, y yo no me enteraba de nada. ¿No era que Charlie odiaba a Justin? ¿Por qué ahora finge que le cae de maravilla? Me estoy perdiendo algo…

Charlie: Ryan, ¿quieres venirte a mi casa a comer?

Ryan: Es una oferta tentadora, pero no puedo. He quedado con unos amigos. La próxima vez, ¿sí?

Charlie: Bueno, vale. Ya hablaremos.

Ryan: Vale. Hasta luego. Adiós, Bonnie –dijo dirigiéndose a mí.

Me aseguré de que Ryan estaba lo suficientemente lejos para que no nos pudiese oir.

Yo: ¿A qué ha venido eso? –dije mientras metía la compra en bolsas.

Charlie: ¿A qué ha venido el qué?

Yo: Pues lo de antes –pagué a la cajera y cogí mis bolsas.

Charlie: No sé a qué te refieres –pagó sus cosas con nerviosismo y se dirigió hacia la salida.

Yo fui tras ella.

Llegamos al coche de Charlie y ella me ayudó a meter las bolsas en el maletero.

Ambas nos metimos en el coche y nos pusimos los cinturones.

Yo: Dime…

Charlie: ¿Sí? –dijo con inocencia.

Yo: ¿Qué es lo que me estás ocultando?

Charlie: Nada.

Aunque ella se empeñaba en ocultarlo, yo sabía que había algo. La miré fijamente a los ojos durante todo el camino, hasta que por fin aparcó frente a mi casa.

Charlie: ¡Deja de mirarme! ¡Me intimidas!

Yo: Pues dímelo.

Charlie: Decirte… ¿el qué?

Yo: Sabes perfectamente de qué estoy hablando.

Charlie: ¡Argh! Te lo diré, pero prométeme que guardarás el secreto.

Yo: ¡Claro! –sonreí animándola a contarme lo que sea.

Charlie: Mmm… -dudó antes de decírlo- Vale, estoy enamorada de Ryan. Y me vuelvo tonta cuando estoy delante suyo.

Yo: ¿Solo eso? –no sé por qué, pero esa respuesta no me convencía del todo.

Charlie: Sí, lo sé, es una tontería…

Yo: Sabes que puedes contarme lo que sea.

Charlie: Sí, sí. Ya lo sé.

Yo: Pues eso. En fin. Que me voy.

Me bajé del coche y saqué las bolsas del maletero. Vi cómo su coche se alejaba por la calle y entré en casa.

Empecé a colocar la compra en la cocina, mientras ponía la radio a todo volumen.

Yo: Have you ever seen the girl of your dreams, she´s just ten steps from me, she´s the one. I know everybody´s dancing around, and the music´s so loud, you´re so hot -cogí el bote de mayonesa como micrófono y empecé a bailar por toda la cocina.- Feel the rhythm, feel the beat of my heart…

Entonces alguien llamó al timbre. Supuse que era mi madre y que se le habrían olvidado las llaves dentro de casa.

Bajé el volumen de la radio y fui a abrir la puerta.

Yo: ¡¿Jodie?! ¿Qué estás haciendo aquí?

Jodie: Es que he visto la noticia esa, y quería enterarme de la versión completa de la historia.

Yo: Ah, ya. Eso… –dije con un poco de asco.

Jodie: ¿Puedo pasar?

Yo: ¡Ah, claro! ¡Pasa, pasa!

Me eché a un lado para dejarle pasar y cerré la puerta tras ella.

Jodie dejó sus cosas en el salón y nos sentamos en la mesa de la cocina.

Jodie: A ver, ¿cómo ha ocurrido? No, no… ¿cuándo empezó? No, no… espera…

Yo: Aclárate –dije entre risas. Su nerviosismo me hizo gracia.- Pregúntame y yo te respondo en orden, ¿sí?

Jodie: Vale –respiró hondo y soltó- ¿es verdad lo que dicen las noticias?

Yo: Depende.

Jodie: ¿Depende? –levantó una ceja- ¿De qué?

Yo: Pues depende de qué parte –me levanté y empecé a poner los cacharros y las sartenes a fuego lento. Había pensado en hacer yo la cena.

Yo: Jodie, ¿vas a quedarte a comer?

Jodie: Eh… supongo que sí.

Me quedé en silencio, mientras echaba los macarrones en una olla llena de agua hirviendo.

Jodie: No me hagas sacarte la información como un sacacorchos… Venga, ¡suelta!

Yo: ¿Qué quieres que te diga? A ver, Justin y yo nos hemos estado viendo, pero no como amantes… o lo que sea que diga la gente… Quiero decir, yo soy algo así como su empleada, porque voy a ser la próxima “chica” de su videoclip –dije imitando la expresión que horas antes había utilizado Selena.

Jodie: ¿¡En su videoclip!? ¿¡En el del mismísimo Justin Bieber!? Charlie no lo sabrá, ¿no? Porque ella… ¡Ooops! –se tapó la boca con ambas manos y abrió mucho los ojos.

Yo: ¿Porque ella…? –me había quedado con la intriga.

Jodie: No puedo decírlo.

Yo: No me dejes con la intriga.

Jodie: De verdad, tía, no puedo –cogió una servilleta y empezó a juguetear con ella, doblándola y desdoblándola.

La miré fijamente a los ojos.

Jodie: No me mires así.

Yo: Dejaré de mirarte así si me lo cuentas –al parecer, mi mirada es intimidante.

Jodie se levantó y se apoyó en la encimera.

Jodie: Verás… a Charlie le gusta Justin…

Yo: ¡¡No puede ser!!

Jodie: ¿Por qué no?

Yo: ¡¡Porque antes me dijo que le gustaba Ryan!!

Jodie: ¡¡NO!!

YO: ¡¡Sí!!

Jodie arrugó el entrecejo.

Jodie: Yo tengo una teoría.

Yo: ¿Cuál?

Jodie: Desde que apareciste tú, Justin nos ha hecho muchísimo más caso. Quiero decir, antes, él no sabía ni que existíamos. Y ahora… pues ya ves. Yo creo que Charlie te está utilizando. Y no me extraña.

Yo: ¿Por qué?

Jodie: Ya lo ha hecho más de una vez. Ella se cree una reina porque es la hija de un multimillonario propietario de los mejores Clubs de Campo de toda América. La verdad es que ahora me siento mal…

Yo: ¿Por qué? –vale, hoy no paro de repetir esa pregunta.

Jodie: Pues porque yo siempre he ido tras ella. He sido su “perrito faldero” durante todos estos años. No me lo puedo creer… Verás, yo de pequeña no tenía amigos. Era la típica friki con aparato dental y gafotas. Pero la conocí a ella a través de mis padres. Mis padres son amigos de los padres de Charlie. Juegan al golf juntos. Así que Charlie y yo nos hicimos amigas. Yo me sentí muy feliz. Pensé que ella me aceptaba tal y como soy. Me alegraba tener una amiga, aunque ahora me he dado cuenta de que nunca fue una amiga de verdad. Me ha utilizado para conseguir lo que ella quería. ¡Cómo he podido no darme cuenta…!

Yo: No te pongas así. Al menos, ahora sabemos cómo es en realidad.

Jodie: ¿Y qué más te ha dicho?

Yo: Que odia a Justin.

Jodie: Para que tú también le termines odiando y tenerle libre para ella.

Yo: Y se ha comportado como… no sé, como demasiado cariñosamente con Ryan, no sé cómo definirlo…

Jodie: Ryan está colado por Charlie, pero ella no va a salir con él porque “Justin se pensará que ella es una puta que sale con el primero que se lo pide” –dijo imitando a Charlie.

Yo: Ahh… Pásame la sal… -le señalé el primer cajón.

Jodie: ¿Y qué vas a hacer?

Yo: Supongo que hablaré con ella.

Jodie: …

Entonces oímos a mi madre entrar por la puerta.

Mamá: Sniff, sniff… ¡aquí huele de maravilla!

Yo: Sí, estoy haciendo unos macarrones con una receta familiar secreta. Shh… no se lo contéis a nadie… -puse el dedo índice sobre mis labios.

Mi madre se rió.

Mamá: Venga, deja que te eche una mano. Id a poner la mesa.

Jodie cogió los platos y yo saqué los cubiertos, y fuimos colocándolos sobre la mesa. Lo hicimos en silencio; no íbamos a hablar de cotilleos delante de mi madre.

Después de cenar, mi madre recogió la mesa, mientras Jodie y yo nos subimos a mi cuarto.

Jodie: Vaya. Bonita habitación. Es la primera vez que entro.

Yo: Es el tercer día en que estoy aquí. Eres la primera, aparte de mis padres y yo, en entrar.

Jodie: ¡Vaya, es todo un honor! ¿Y se supone que me debería de sentir orgullosa?

Yo: Sí –cogí un peluche y me senté en la cama, abrazándolo.

Jodie: ¿Y eso?

Yo: ¿El qué?

Jodie señaló un sobre que había sobre el escritorio, apoyado sobre un marco de foto. Ponía mi nombre.

Lo cogí y lo abrí. Dentro había una carta. Era de mi padre.


1 comentario: