sábado, 10 de noviembre de 2012

CAPÍTULO 30: "Conociéndonos mejor"

Colgué y dejé mi móvil en el suelo. Me levanté y me dirigí hacia el baño, dispuesta a darme un baño relajante. Llené la bañera con agua ardiendo. Le eché sales perfumadas y jabón de ese que hace pompas. También le añadí un puñado de pétalos de rosa.

Me sumergí lentamente en la bañera, relajé todos los músculos y cerré los ojos. Cuando los abrí, me dí cuenta de que el agua estaba completamente fría y yo estaba tiritando.

Me envolví en una toalla y salí corriendo del baño. Miré la hora en el móvil: eran las 9 y cuarto. ¡Mierda! Me tengo que arreglar en 45 minutos.

Abrí mi armario de una patada y empecé a rebuscar entre toda mi ropa, tratando de encontrar algo que ponerme. Al final me puse ésto:



Recogí el móvil del suelo, las llaves y el monedero, y lo metí todo en el bolso.

Me volví a meter en el baño y me maquillé un poco. Gracias a Dios, esta mañana me había hecho unos tirabuzones preciosos y me había pintado las uñas, cosa que me venía de perlas para disimular mis horribles rizos y mis uñas mordisqueadas.

Oí el sonido del timbre en el piso de abajo. Cogí el bolso y salí corriendo de mi habitación.

Bajé las escaleras de dos en dos; me tropecé en el último escalón con mis propios tacones y casi me mato, pero conseguí llegar viva para abrir la puerta.

Yo: ¡Hola!

Dylan: Te alegras de verme, ¿eh?

Yo: Dame un par de minutos, ¿sí?

Dylan: Los que quieras -dijo con un tono de voz muy sexy.

Entré corriendo en la habitación de mi madre. Ella estaba leyendo un libro en su cama.

Yo: Mamá...

Mamá: ¿Sí?

Yo: Voy a salir fuera, así que no me esperes para cenar.

Mamá: Ah, vale.

Yo: No te quedes levantada hasta muy tarde, ¿sí? Tienes que descansar.

Mamá: ¡Qué mandona! ¡Ahora eres tú la que hace el papel de madre! -dijo riéndose.

Yo: Te quiero, mamá -le dí un beso y salí de su habitación, cerrando la puerta.

Volví a mirarme en el espejo una vez más, respiré hondo y entré en el salón.

Yo: Ya estoy lista.

Pillé a Dylan mirando las fotos que había sobre una pequeña mesita a un lado del salón. Eran fotos mías, de cuando era pequeña. Había también algunas de mi familia, de mi madre, mis abuelos... Mi madre se aseguró de quitar todas en las que aparecía mi padre. Qué considerada.

Yo: ¡Qué! ¿Cotilleándo? -la verdad es que no me importaba que viese esas fotos. Ya me había cercionado de que mi madre no hubiese puesto ninguna que me dejase en ridículo. Pero aun así le pegué un buen susto.

Dylan: Sí, la verdad es que eras muy graciosa de pequeña...

Yo: Venga, ¿nos vamos?

Dylan: Vale -dejó el marco de fotos que sostenía en la mano en su sitio y se dirigió hacia la puerta.

Enfrente de mi casa había aparcado un coche rojo; tenía pinta de ser bastante caro. Yo no soy experta en coches, es más, no sé distinguir distintas marcas y modelos, pero juraría que ése era un Ferrari. O al menos tenía el dibujito ese del caballo en los laterales...

Me llevó a un lugar en el que nunca había estado. Bueno, en relidad no había estado en casi ningún lugar de Atlanta. Debo salir de casa más a menudo.

Era precioso. Nos sentamos en una mesa con vistas a la calle.

Sobre la mesa había velas y flores, algo así:



Un camarero vestido con un chaleco negro y una pajarita del mismo color nos trajo la carta. Empecé a ojearla, pero no tenía ni idea de lo que quería pedir.

Yo: ¿Tú qué vas a pedir?

Él empezó a recitarme una lista de cosas que sonaban a comida: nosequé con salsa y poco hecho, nosequéotro sin "eso" y con lo "otro"... En fin. Me sentí una pobre ignorante que no tiene ni idea de lo que le están diciendo, así que decidí pedir lo mismo.

Cuando me trajeron el primer plato, ví que eran unas rodajas de pechuga de pollo cortadas en forma de corazón.

Yo: Awww.....

Dylan: Pruébalas... ¡Están buenísimas!

Cogí el cuchillo y corté delicadamente la primera rodaja. Pinché un trozo con el tenedor y me la llevé a la boca. ¡Mmm...! ¡Están buenísimas!

Quise hacerle saber que tenía razón respecto a lo buenos que estaban, pero me dí cuenta de que ya me había metido varios trozos de pechuga en la boca y que me impedían hablar.

Él me estaba mirando fijamente. Me sorprendí hasta a mí misma por mi comportamiento. Me había comportado como una completa maleducada.

Yo: Que sepas que yo no siempre soy así -dije cuando conseguí tragarme todo lo que tenía en la boca.

Dylan: ¿Ser así... cómo?

Yo: Pues así de animal a la hora de comer.

Él soltó una carcajada.

Dylan: No importa. Estoy acostumbrado. Mi hermana es como tú...

Yo: ¿Tienes una hermana?

Dylan: Sí.

Yo: Hemos venido aquí para hablar y conocernos mejor, ¿no? Pues cuéntame algo sobre tí.

Dylan: Vale, me presento: soy Dylan Adrian Cooley, tengo 18 años y voy a estudiar... mmm... -empezó a dubitar- bueno, la verdad es que no tengo claro qué es lo que voy a estudiar. Supongo que algo relacionado con Administración y Dirección de Empresas, ya sabes, por mi padre y eso... Ahora te toca a tí.

Yo: Pues yo soy Bonnie Johnson; ya ves, no tengo ningún nombre guay ni ningúna idea sobre lo que quiero estudiar en el futuro. Eso queda aún muy lejos para mí. Sólo tengo 17. Todavía tengo un año entero para pensarlo antes de entrar en la Universidad.

Estuvimos charlando un rato, hasta que terminamos de cenar y nos fuimos. Dylan me llevó a un parque (¿o era un jardín? Da igual. Era un lugar con árboles y un pequeño estanque).

Dylan: ¿Quieres que te lleve a casa?

Miré la hora en el iPhone: era la 1 de la madrugada. La calle estaba vacía, no había ningún taxi o autobús que me pudiese dejar en casa.

Yo: Vale.

Fuimos hasta donde habíamos dejado aparcado el coche de Dylan, haciendo el recorrido en silencio.
Nos subimos al coche, y cada cuál se puso su cinturón de seguridad. Él arrancó y yo me acomodé en el asiento.

Dylan: ¿Quieres que ponga música?

Yo: Claro -dije tratando de sonreír, aunque apenas me salió la sonrisa. Estaba muerta de sueño.

Dylan sacó un CD de su funda con una mano, mientras que con la otra agarraba el volante, y me lo pasó. Lo puse en el reproductor de música del coche y le dí a play.

Empezaron a sonar canciones conocidas. Me animé y empezé a cantarlas todas. Dylan también empezó a cantar conmigo.

No sé cómo, pero al final terminé quedéndome dormida. Dylan me despertó dándome golpecitos en el brazo. Yo entreabrí los ojos, frotándomelos. No se oía nada. El motor del coche estaba parado. Miré por la ventana: ya habíamos llegado a mi casa.

Yo: Hoy me lo he pasado genial. Tenemos que repetir algún otro día.

Dylan: ¿Qué te parece mañana? Es domingo, no tengo que hacer nada... A no ser que ya tengas planes...

Yo: No, soy una persona tan antisocial que ni siquiera salgo los fines de semana. Prefiero quedarme en casa comiéndo helado.

Dylan: Pues te puedes venir a mi casa y comemos helado juntos mientras vemos algunas películas...
Yo: Por mí genial.

Dylan: Entonces te vengo a recoger mañana... ¿sobre las 9 de la mañana?

Yo: Que sean las 11. Es que me da pereza tener que levantarme a las 8, desayunar y arreglarme tan pronto, tener que...

Dylan: Vale, vale. Te dejaré dormir en paz -dijo interrumpiendo mi larga lista de cosas que no me apetecía hacer un domingo por la mañana-. Vendré a recogerte a las 11. En punto. Que no se te olvide -entrecerró los ojos, simulando desconfianza.

Yo: Adiós -abrí la puerta del coche y me bajé. Saqué las llaves de mi bolso y abrí la puerta de mi casa. Antes de entrar, me di la vuelta y le saludé con la mano. Él respondió a mi saludo con una sonrisa, y me hizo un gesto para que entrase. Cuando cerré la puerta, oí cómo se ponía en marcha el motor del coche. Aparté la cortina del salón y vi su coche alejándose. Entonces me di cuenta de que mi madre se había quedado dormida en el sofá.

Yo: Mamá -susurré con cariño. Como no me hacía caso, le volví a llamar, esta vez acompañando mis palabras con pequeños empujoncitos. Mi madre terminó por abrir los ojos.

Mamá: Bonnie...

Yo: Ven, te ayudaré a llegar hasta tu habitación. Te vas a torcer el cuello si sigues durmiendo así...
Mamá: Puedo sola -arrugó las cejas en señal de protesta-. ¿Cuántas veces tengo que repetírtelo? ¡Estoy embarazada, no minusválida!

Yo: Venga, deja de rechistar como una niña pequeña y deja que te ayude.

Mamá: Puedo sola -repitió una vez más y se fue dándome un beso en la frente-. Tú también debes irte a la cama, o sino te van a salir ojeras -sonrió y apagó la luz del salón, dejando encendidas las del pasillo para que yo no me tropezase al salir.

Subí las escaleras a rastras, hasta llegar a mi habitación. Allí me tiré sobre la cama, sin quitarme ni siquiera los zapatos, y así me quedé dormida.

domingo, 4 de noviembre de 2012

Beauty and a beat - Justin Bieber feat. Nicki Minaj



Young Money. Nicki Minaj. Juuuustin.

Show you off, tonight I wanna show you off (eh eh eh)
What you got, a billion could've never bought (eh eh eh)

We gonna party like it's 3012 tonight
I wanna show you all the finer things in life
So just forget about the world, be young tonight
I'm coming for ya, i'm coming for ya

Cause all I need is a beauty and a beat
Who can make my life complete
It's all by you, when the music makes you move
Baby do it like you do
Cause...

Body rock, girl, I can feel your body rock (eh eh eh)
Take a bow, you on the hottest ticket now (eh eh eh)

We gonna party like it's 3012 tonight
I wanna show you all the finer things in life
So just forget about the world, be young tonight
I'm coming for ya, i'm coming for ya

Cause all I need is a beauty and a beat
Who can make my life complete
It's all by you, when the music makes you move
Baby do it like you do

In time, ink lines, b-tches couldn't get on my incline
World tour, it's mine, ten little letters, on a big sign
Justin bieber, you know i'mma hit 'em with the ether
Buns out, weiner, but I gotta keep my eye out for Selena
Beauty, beauty and the beast
Beauty from the east, beautiful confessions of the priest
Beast, beauty from the streets, we don't get deceased
Every time a beauty on the beats
(Yeah, yeah, yeah, Let's go, Let's go)

Body rock, girl, I can feel your body rock
Cause all I need is a beauty and a beat
Who can make my life complete
It's all by you, when the music makes you move
Baby do it like you do
Cause...

sábado, 3 de noviembre de 2012

Títulos

Haha, en serio, creo que voy a pasar de ponerle título a los capítulos... ¡es la peor parte! No se me ocurre ningun título; y cuando se me ocurre alguno, resulta ser una tontería.

¿No os habéis fijado en que los títulos de todos los capítulos son malísimos? En fin.

Así que se me ha ocurrido una idea: ¿por qué no escribo yo el capítulo, y vosotros me ponéis el título en comentarios?

¿Qué os parece?

jueves, 1 de noviembre de 2012

CAPÍTULO 29: "Verdades al descubierto"


Yo: ¿Sí?

¿?: Te he estado llamando todo el rato al móvil, ¿por qué no has cogido?

Yo: Ehh, ¿quién eres? –era una voz femenina. Me sonaba de algo, pero no conseguía reconocerla.

¿?: ¡Soy yo!

Yo: Eso no me ha aclarado nada…

¿?: ARGH, SOY CHARLIE.

Yo: ¡Ahh! ¡Charlie! ¿Qué te ha pasado en la voz? ¡La tienes muy ronca!

Charlie: No me ha pasado nada.

Yo: ¿Y quién te ha dado el número del teléfono fijo de mi casa? –yo no recordaba habérselo dado.

Charlie: Llevo toda la mañana llamándote al móvil, pero no cogías. Acaba de volver mi madre a casa, y se lo he pedido. Ella sí que lo tenía.

Yo: Ahhhhh… ¿Y qué querías?

Charlie: ¡No lo sé! ¡Eres tú quien me ha llamado esta mañana diciéndome que me vaya a tu casa!

Yo: ¡AH, SÍ! ¿Podemos quedar en el McDonald´s de al lado de tu casa?

Charlie: Te veo en media hora.

Yo: Vale.

Colgué el teléfono. Mi madre estaba en la cocina.

Yo: Mamá, voy a salir a comer con Charlie. ¿No pasará nada si te quedas sola en casa?

Mamá: Te he dicho que estoy embarazada, no minusválida.

Yo: Ya, pero…

Mamá: No hay peros. No me va a pasar nada, de verdad. Vete y diviértete.

Yo: Mmm, vale. Voy a subir a cambiarme.

Mi madre asintió con la cabeza. Subí corriendo a mi cuarto y me puse esto:



Metí el móvil, las llaves y algo de dinero en el bolso, y volví a bajar corriendo por las escaleras.

Mi madre estaba en su habitación. Abrí un poquito la puerta y asomé la cabeza. Ella estaba sentada frente a su ordenador.

Yo: Mamá, me voy.

Mi madre se dio la vuelta.

Mamá: Vale, no vuelvas muy tarde. Te quiero –me lanzó un beso.

Yo: Yo también te quiero –cogí el “beso” al vuelo y lo aplasté contra mi mejilla. Mi madre soltó una risita.

Cerré la puerta de su habitación y me fui.

La calle estaba desierta, no había nadie. Cogí un taxi, ya que si iba en autobús me iba a perder.

Le di la dirección al taxista y esperé pacientemente, mientras observaba la ciudad a través de la ventana, hasta llegar a la casa de Charlie. Pagué al taxista y me bajé.

Desde allí, fui andando hasta el McDonald´s, no estaba muy lejos y yo recordaba perfectamente el camino porque ya fui una vez con Charlie y Jodie.

Llegué al McDonald´s, pedí un helado y me senté en una mesa a comérmelo mientras esperaba a Charlie. Llegaba tarde.

Pasaron 5 minutos. 10 minutos. 15 minutos. Se estaba retrasando muchísimo. Me terminé el helado y decidí irme.

Cuando fui a tirarlo a la basura, la vi entrando con un chico al que yo no conocía. Se dieron un beso y él se fue en dirección a los baños. Ella me vió y se acercó a mí.

Charlie: ¡Hola!

Yo: ¿Quién es ese chico? –pregunté con curiosidad.

Charlie: Ah, no es nadie.

Yo: Alguien tiene que ser…

Charlie: ¿Y A TI QUÉ MÁS TE DA? –empezó a levantarme la voz.

Yo: HABLÓ AQUÍ LA QUE LLEGA MEDIA HORA TARDE… -le dije en el mismo tono de voz.

Charlie: ¡Claro! ¡Porque tengo mejores cosas que hacer que quedar contigo!

No iba a dejar que me gritase.

Yo: ¡Eh, eh! ¡A mí no me grites!

Charlie: A ver, ¿de qué querías hablar conmigo? –dijo de mal humor.

Yo: Pues de lo falsa que eres -lo dejé claro.- No he venido para dar rodeos.

Charlie: ¿FALSA? ¿YO? Pff, por favor. ¿Quién te ha dicho eso?

Yo: Nadie. Hay cosas que son OBVIAS.

Charlie: ¿Obvias? A ver, dime el qué.

Yo: Pues vale. Empecemos por la parte de “Mira cómo alguien manipula a los demás y consigue siempre salirse con la suya”. O mejor por la de “La señorita se monta la fiesta de su vida con cualquier hombre y luego dice que está enamorada”. O si no por la de…

Charlie: ¡Ya basta! –me interrumpió.- ¿Qué estás insinuando?

Yo: Yo no insinúo nada. Eres tú quien se siente identificada con esas frases…

Charlie: Para empezar, yo no manipulo a nadie. Y no es mi culpa que no sepas ganarte a un hombre...

Entonces llegó el chico (ese que minutos antes se había ido al baño).

¿?: Hey, ¿nos vamos ya a darnos un revolconcito?

La miré con una mirada asesina.

Charlie: Ehh... ¿de qué está hablando? -se hizo la sueca.

¿?: Me prometiste otro buen polvo después de haber hablado con esa chica que odias tanto... Creo que se llamaba Bonnie...

Ví cómo Charlie le pegaba un pisotón por debajo de la mesa.

Yo: Conque era eso...

No quería empezar una pelea, así que recogí mis cosas y me fui, dejándola con la palabra en la boca.

Hoy no ha sido un gran día, pero me prometí ser lo más feliz posible, así que sonreí. Me esforce tanto en sonreir y centré tanto la atención en ello, que no me dí cuenta del chico que venía andando hacia mí, hasta que noté el impacto.

Yo: ¡Lo... lo siento mucho! -me agaché para recoger las pocas cosas que llevaba en el bolso y que se habían caído al suelo. Él se agachó y me ayudó a rescatar la batería del móvil, que se había metido debajo de un coche que había allí aparcado.

¿?: No te preocupes. Yo tampoco estaba mirando por dónde iba...

Cuando levantó la cabeza, le ví. Era un chico de ojos verdes, pelo castaño, sonrisa perfecta... Fue amor a primera vista.

Yo: No... no... si... esto... -empezé a tartamudear como una imbécil.

¿?: ¿Cómo te llamas?

Yo: Ehh... Bonnie. Me llamo Bonnie.

¿?: Pues encantado de conocerte... Bonnie. Bonito nombre. Yo soy Dylan.

Yo: ¡Qué guapo...!

Dylan: ¿¿Perdón??

Yo: Ésto, que digo que el nombre es muy guapo... me refiero a que es muy bonito...

Dylan esbozó una amplia sonrisa.

Dylan: ¿Tienes un bolígrafo?

Rebusqué en mi bolso y lo único que encontré fue el lápiz de ojos.

Yo: ¿Te sirve ésto?

Dylan cogió el lápiz y me apuntó su número de teléfono en la palma de la mano.

Dylan: Llámame, ¿lo harás?

Yo: Quizás... -le dejé con la duda.

Dylan se encogió de hombros y sonrió.

Dylan: Qué misteriosa -volvió a sonreir. Dicho ésto, se dió la vuelta y se fue.

Yo también me fui a mi casa. Una vez en mi habitación, tiré el bolso sobre la silla y me tumbé en la cama. Estaba cansada, no me apetecía hacer nada y tampoco tenía planes. Así que me quedé en esa posición, quieta, sin hacer absolutamente nada. Miré fijamente la lámpara del techo de mi habitación hasta que, en un determinado momento, me puse bizca y todo se volvió borroso. Volví a centrarme en la lámpara, pero era imposible. Probé con otra cosa, pero nada era capaz de captar mi atención. ¿Pero qué me estaba pasando? No podía concentrarme en nada.

Decidí bajar a la cocina para comer algo. Solo me había tomado un helado, y mis tripas se estaban quejando.

Al pasar por el salón, vi a mi madre leyendo revistas de maternidad.

Fui a la cocina, cogí un zumo de naranja de la nevera, y me fui al salón a sentarme al lado de mi madre.

Yo: ¿Qué estás leyendo?

Mi madre me acercó la revista y pude ver que estaba viendo artículos sobre cómo amueblar la habitación de un bebé. En la mesa había una montaña de revistas, y otras tantas esparcidas por el sofá.

Mamá: Podemos darle la habitación que sobra al bebé. La del piso de arriba. La que se supone que era un despacho.

Yo: Claro, ¿por qué no?

Mamá: Mira, he estado ojeando ésto y he encontrado esta cama... con este armario... y ésto... -empezó a juntar fotos e imágenes de muebles infantiles y a enseñarme las distintas posibilidades de combinación.

Yo: A mí me gusta la segunda opción. Pero quitando ésto y... -cogí otra revista que me había enseñado antes- ...añadiendo ésto.

Mamá: No se me había ocurrido... pero sí, la verdad es que es una buena idea. ¡Sí, me encanta!

Se levantó del sofa y empezó a dar vueltas por el salón, mientras hablaba sola.

Mamá: ¡Ya sé!

Cogió unas revistas que había enfrente del sofá y subió corriendo las escaleras. Supongo que iría a montarse otro monólogo en la futura habitación de mi hermanito o hermanita. La verdad es que no sé si va a ser niño o niña.

Volví a la cocina y abrí la nevera otra vez, esperando que aparezca, no sé, una tarta o algo así. Pero no. Así que cogí pan de molde y me hice un sándwich.

Cuando terminé, dejé el plato en la pila y me fui a mi cuarto. Miré el reloj: eran las 6 menos cuarto. Hacía mucho calor, así que decidí darme una ducha para refrescarme.

Al quitarme la blusa, me dí cuenta de que aún llevaba el número de teléfono escrito en la mano. Decidí llamarle.

Me puse el pijama, me senté en el suelo de mi habitación, enfrente de mi ventana, y marqué el número.

Sonó una vez, dos veces, tres veces. Pensé que no iba a coger, pero entonces oí su voz al otro lado.

Yo: ¿Dylan?

Dylan: ¿Sí?

Yo: Soy yo, Bonnie.

Dylan: Lo sé. Una voz así de preciosa es difícil de olvidar.

Yo: Aww, gracias.

Dylan: Al final te has decidido por llamar, ¿eh?

Yo: Sí... -solté una risita nerviosa.

Dylan: ¿Quieres ir a cenar conmigo a un lugar que conozco?

Yo: ¿Me estás pidiendo una cita?

Dylan: Puede que sí.

Yo: Pero si apenas te conozco...

Dylan: Por eso te he invitado, para conocenos mejor -oí como se reía.

Yo: Vale. ¿Quedamos en algún sitio o me recoges?

Dylan: Te paso a recoger. ¿Te parece bien?

Yo: Claro -le dí mi dirección.- ¿Sobre las 10?

Dylan: Ahí nos vemos.

Yo: Adiós.

Dylan: Adiós, preciosa.

Colgué y dejé mi móvil en el suelo. Me levanté y me dirigí hacia el baño, dispuesta a darme un baño relajante. Llené la bañera con agua ardiendo. Le eché sales perfumadas y jabón de ese que hace pompas. También le añadí un puñado de pétalos de rosa.

Me sumergí lentamente en la bañera, relajé todos los músculos y cerré los ojos. Cuando los abrí, me dí cuenta de que el agua estaba completamente fría y yo estaba tiritando.


lunes, 29 de octubre de 2012

CAPÍTULO 28: "Se va un miembro de la familia, viene otro"



Bonnie´s POV

Me desperté una calurosa mañana de sábado. Me acerqué a la ventana y aparté la cortina. Fuera estaba el vecino de al lado cortando el césped. Abrí la ventana y cogí mucho aire. Olía a césped recién cortado. Me gusta ese olor.

Sonreí de oreja a oreja. A partir de hoy voy a olvidarme del pasado y a vivir con alegría el presente.

Me metí en el baño y me miré en el espejo. Veía reflejada a una chica que no supe reconocer. Me di cuenta de que no había dedicado tiempo a mi cuidado personal desde que llegamos a Atlanta.

Abrí todos los cajones del baño y desplegué todos los aparatos que había por el suelo del baño. Algunas eran cosas que traíamos de Londres, y otras eran nuevas, como las tenacillas para rizar el pelo.

Le di forma a mis cejas, me hice unos tirabuzones, me pinté los labios y le di vida a mis ojos. Me pinté las uñas de los pies de rojo, y me hice la manicura francesa en las manos.

Miré la hora: eran las 12.

Mientras se secaban las uñas, decidí llamar a Charlie.

Marqué como pude el número, intentando no estropearme las uñas, y le di a llamar.

Sonó varias veces, pero no me cogió. Volví a llamar.

Charlie: ¿Sí?

Yo: ¿Te acabas de despertar?

Charlie: Ajá…

Yo: ¿Puedes venirte a mi casa?

Charlie: ¿Pero ahora?

Yo: Sí, ahora. Tengo que hablar contigo… -entonces oí la voz de un chico gritar el nombre de Charlie al otro lado del teléfono.

Hubo un ruido; entonces un chico se puso al teléfono y dijo con voz entrecortada que Charlie no se podía poner al teléfono. También oí a Charlie susurrar algo.

Yo: ¿QUÉ HA SIDO ESO?

Charlie: Nada. Te dejo. Adiós –colgó el teléfono.

¿Qué narices había pasado? Me planteé dejar todo como estaba, pero es que tenía que hablar con Charlie. Necesitaba hablar con ella para averiguar si era verdad lo que Jodie me había contado. Al parecer, todas las pistas me decían que todo era cierto.

Bajé al salón y me senté estratégicamente para que no se me estropeasen las uñas de los pies, que aún no se habían secado. Cogí el mando y lo puse en la MTV. Estaban poniendo un programa de madres adolescentes. Eso me recordó muchísimo a mi madre.

Ella es muy joven. Al cumplir los 17 años, se fue de fiesta con sus mejores amigas y un grupo de chicos universitarios que conocían. Fue una noche de alcohol y desenfreno. Mi madre se quedó embarazada. De mí. En esa época, mis padres todavía no estaban saliendo juntos.

Mi madre dejó los estudios temporalmente y se tomó un año sabático.

Nueve meses después nací yo. Y, durante esos nueve meses, mi padre se dio cuenta de que éramos su familia. Así que decidió casarse con mi madre, porque había empezado a surgir algo entre ellos.
Con los años, ese “algo” se hizo más fuerte. Ellos creyeron que se amaban de verdad aunque, al parecer, no es así, porque ya se han vuelto a separar.

Ahora mismo, mi madre tiene 33 años. A veces, más que una madre, es una amiga. Ella me comprende mejor que nadie, tiene la misma mentalidad que yo y sabe exactamente cómo me siento. Yo me alegro de tener una madre como ella. Quizás no lo esté demostrando, pero la quiero muchísimo y haría lo que fuese por ella…

En ese momento, vi a mi madre bajar en bata por las escaleras.

Yo: Buenos días, mamá –dije con una sonrisa.

Mamá: ¡Ah, cielo! ¡Ya estás despierta!

Se acercó a mí, me dio un beso y se sentó a mi lado.

Mamá: Cariño, tengo que contarte una cosa. No sé cómo te lo vas a tomar…

Yo: Tranquila, mamá. Sea lo que sea, puedes contármelo.

Mamá: Vale, allá va… –hizo una breve pausa- ¡ESTOY EMBARAZADA!

Me quedé con la boca abierta. No sabía qué cara poner, si alegrarme o llorar. Así que opté por sonreír.

Yo: Es… es… pero… cómo… -empecé a tartamudear.

Mamá: ¿Es una buena o una mala noticia? –dijo preocupándose ante mi reacción.

Yo: Bueno… no… yo… supongo que es una buena noticia –conseguí decir al final.

Mamá: Me alegro –sonrió mientras se acariciaba suavemente el vientre.

Yo: Y… y… ¿de cuánto tiempo estás… embarazada? –esa palabra se me hacía muy rara ahora y en este contexto.

Mamá: De un mes –no paró de acariciarse el vientre con movimientos circulares.

Hice cálculos mentales. Hace un mes seguíamos en Londres.

Yo: O sea que… que el… bebé… –no tenía muy claro cómo llamarlo- el bebé… es de papá…

Mamá: ¡Pues claro que es de tu padre! ¡Yo no voy por allí teniendo hijos con cualquier hombre!

Yo solté una risa irónica. A mí me tuvo cuando apenas conocía a mi padre…

Yo: Entonces, ¿qué va a pasar ahora?

Mamá: ¿Cómo que qué va a pasar ahora?

Yo: Digo que, si se lo has contado a papá y eso.

Mamá: Había pensado en contárselo, pero he decidido mejor no hacerlo. Él se ha ido para evitar las responsabilidades, y se le digo que estoy embarazada, le estaré obligando a volver conmigo. Y yo no quiero que se sienta obligado…

Yo: Oh, mamá. Te quiero… –dudé un momento antes de continuar- … y a ti también, bebé…

Mi madre sonrió feliz sabiendo que yo aceptaba la idea de tener un hermanito o una hermanita.

Yo también sonreí porque me hacía feliz ver a mi madre feliz.

Estuvimos un rato sonriendo como tontas, sentadas en el sofá, hasta que sonó el teléfono.

Mi madre hizo un gesto de levantarse para ir a contestar, pero la detuve.

Yo: Ya voy yo a cogerlo.

Mamá: Que esté embarazada no significa que no pueda hacer nada…

Le saqué la lengua y de un salto me planté frente al teléfono.

Yo: ¿Sí?

¿?: Te he estado llamando todo el rato al móvil, ¿por qué no has cogido?

Yo: Ehh, ¿quién eres? –era una voz femenina. Me sonaba de algo, pero no conseguía reconocerla.

¿?: ¡Soy yo!

Yo: Eso no me ha aclarado nada…



viernes, 26 de octubre de 2012

¡Lo siento muchísimo...!

¡Lo siento muchísimo! Ya sé que os prometí una maratón... ¡pero es que se me ha estropeado el ordenador! No sé qué ha pasado.

Al parecer, se ha metido un virus en mi ordenador y se me han borrado un montón de archivos, incluídos los últimos capítulos que había escrito.

Así que tengo que volver a escribirlos. Pero no creo que tarde mucho, porque ya tengo las ideas en la cabeza y solo me hace falta redactarlas.

En fin, eso es todo. ¿Me vais a perdonar?

domingo, 21 de octubre de 2012

Maratón

¡Hey, hey, hey! Tengo 12 exámenes la semana que viene, 3 exposiciones, 5 trabajos en grupo y 2 redacciones que entregar. Pero me he pasado la noche entera en vela escribiendo una maratón para vosotros.

Así que si me demostráis que tenéis ganas de seguir leyendo, las publicaré todas seguidas. Si no, os haré sufrir publicando capítulo a capítulo wuahahaha *risa malvada*.

Comentad mucho.

CAPÍTULO 27: "Una última despedida"

Jodie: ¿Y eso?
Yo: ¿El qué?
Jodie señaló un sobre que había sobre el escritorio, apoyado sobre un marco de foto. Ponía mi nombre.
Lo cogí y lo abrí. Dentro había una carta. Era de mi padre.
“Hola, pequeña. Siento no habértelo contado antes. Tu madre ya me ha puesto al corriente del modo en que te has enterado, y lo siento mucho. No pretendíamos hacerte daño.
La verdad es que éstos últimos meses me he dado cuenta de que ya no siento lo mismo que antes. No significa que ya no os quiera a ti y a tu madre, sino que ahora prefiero vivir mi vida a mi manera, por decirlo de alguna manera. Sé que esto puede resultarte muy duro y cruel por mi parte, pero es que los adultos también necesitamos independizarnos. No es que te haya abandonado; solo me estoy tomando unas largas vacaciones en mi trabajo como padre. Pero eso tampoco significa que ya no seas la hija que tanto voy a querer.
Que sepas que siempre estaré allí apoyándote, ya sea como padre o como amigo. Siempre podrás contar conmigo, pase lo que pase.
No llores, no te pongas triste. Sabes que no me gustaría verte así. Daría cualquier cosa por hacerte feliz, pero el daño está hecho y no se puede remediar.
Siento no poder despedirme en persona. Pensé que sería mejor despedirme así.
Cuida mucho de tu madre. Cuídala por mí.
Te quiero.
Papá.”
Noté cómo se abría una brecha enorme en mi pecho. El alma se me partió en dos. Me hice un ovillo sobre la cama y empecé a llorar. Lloré todo lo fuerte que pude. Lloré y me desahogué. Eché hacia fuera todo el dolor que llevaba dentro. Empecé a gimotear y a decir cosas sin sentido…
Entonces oí el ruido de mi madre subiendo las escaleras y, poco después, la puerta de mi habitación se abrió con un chirrido.
Mamá: ¿QUÉ HA PASADO?
Jodie: No lo sé. Ha leído esa carta, y después se puso así…
Mi madre me arrebató la carta de entre las manos con cariño y la leyó en voz alta.
Cada vez que oía esas palabras en boca de mi madre, el dolor en mi interior se hacía más intenso. Tanto, que no puede más, y solté un grito.
Mi madre se sentó a mi lado y Jodie se quedó de pie al lado de mi cama.
Mamá: Hey, preciosa –me dijo susurrando.- Ya sé que es muy difícil para ti…
Yo: ¡Pero es que yo no quería esto! ¡Yo quería una familia de verdad! ¡Una familia unida! –me sequé las lágrimas con la manga y cogí aire.- Yo quiero poder pasar el rato con mi familia. Ir de viaje juntos. Hacer actividades juntos…
Mamá: Cielo…
Yo: Pero sé que eso ya no es posible… -rompí a llorar de nuevo.
Mi madre me abrazó. Me daba pena ver a mi madre tan triste, y todo por mi culpa. No debería de hacerle esto, pero es que yo estaba demasiado destrozada como para que mi cuerpo respondiera a mi mente.
Mamá: Tu padre no quiere que te pongas triste. Sonríe. Demuéstrale que eres capaz de ser feliz a pesar de todo.
Me volví a secar las lágrimas y traté de sonreir.
Mamá: Así me gusta. Ahora duerme un rato, verás cómo se te pasa todo.
Me ayudó a tumbarme y me arropó como a una niña pequeña. Me dio un beso en la frente y empezó a tararear una nana. Enseguida me quedé dormida.
 
Jodie´s POV
Me sentí fatal, viéndola llorar y no poder hacer nada para consolarla. No sabía qué hacer. Nunca me había pasado algo así. Me quedé paralizada, a unos metros de Bonnie.
Entonces oí los pasos de la madre de Bonnie subiendo las escaleras, y un instante después la vi asomando la cabeza por la puerta.
Christie: ¿QUÉ HA PASADO?
Yo: No lo sé. Ha leído esa carta, y después se puso así –dije mientras señalaba el papel arrugado que ella sostenía entre sus dedos.
Christie se lo arrebató con cariño y la leyó en voz alta.
De repente, Bonnie soltó un grito. Yo me asusté; no sabía a qué se debía ese grito.
Christie se sentó a su lado y yo me quedé de pie al lado de su cama.
Christie: Hey, preciosa –dijo susurrando.- Ya sé que es muy difícil para ti…
Bonnie: ¡Pero es que yo no quería esto! ¡Yo quería una familia de verdad! ¡Una familia unida! –se secó las lágrimas con la manga y cogió aire.- Yo quiero poder pasar el rato con mi familia. Ir de viaje juntos. Hacer actividades juntos…
Christie: Cielo…
Bonnie: Pero sé que eso ya no es posible… -rompió a llorar de nuevo.
Christie le abrazó. Me dio la impresión de que ella también estaba llorando.
Christie: Tu padre no quiere que te pongas triste. Sonríe. Demuéstrale que eres capaz de ser feliz a pesar de todo.
Se volvió a secar las lágrimas y trató de sonreír, aunque más bien le salió una mueca.
Christie: Así me gusta. Ahora duerme un rato, verás cómo se te pasa todo.
Le ayudó a tumbarse y le arropó como a una niña pequeña. Le dio un beso en la frente y empezó a tararear una nana. Enseguida se quedó dormida.
Christie y yo salimos sigilosamente del cuarto, cerrando la puerta tras nosotras.
Nos fuimos al salón y nos acomodamos en el sofá.
Christie: Siento que hayas tenido que presenciar esto…
Yo: ¿Qué ha pasado?
Christie: ¿Bonnie no te lo ha contado?
Hice un pequeño resumen de todo lo que hemos estado hablando y nada encajaba con lo que ponía en la carta esa que tanto daño le hizo a Bonnie.
Yo: No, la verdad es que no me ha contado nada…
 
Christie´s POV
Jodie y yo salimos sigilosamente del cuarto, cerrando la puerta tras nosotras.
Nos fuimos al salón y nos acomodamos en el sofá.
Yo: Siento que hayas tenido que presenciar esto…
Jodie: ¿Qué ha pasado?
Yo: ¿Bonnie no te lo ha contado?
Jodie: No, la verdad es que no me ha contado nada…
Dudé un momento. ¿Y si Bonnie no quería que se enterase nadie? Al fin y al cabo, era su secreto. Pero Jodie es su amiga, debe saberlo… Ay, que Dios me perdone si meto la pata…
Yo: Bueno, la verdad es que yo y su padre nos acabamos de divorciar…
 
Jodie´s POV
Christie: Bueno, la verdad es que yo y su padre nos acabamos de divorciar…
Yo: ¿¡QUÉ!?
No me extraña. Ahora entiendo por qué Bonnie se había puesto así.
Christie: Sí…
Yo: … -me quedé sin palabras.
Christie: …
Se hizo un silencio muy incómodo.
Christie: ¿Te vienen a recoger?
Yo: Ehh, no, me voy sola –miré el reloj.- Creo que ya es hora de irme.
Christie: Ah, vale.
Recogí mis cosas y me fui.
Una vez en la calle, empecé a meditar y me di cuenta de que el mundo ya no es como yo creía que era.
 
Bonnie´s POV
Me desperté a la hora de la cena. Jodie se debía de haber ido hace un buen rato y yo tenía hambre.
Recordé todo lo que había pasado esa tarde, y suspiré. Me prometí ser fuerte y no dejarme herir por nada ni nadie.
El olor de la comida llegó hasta mí. Decidí bajar a cenar.
 
Selena´s POV
Una noche más, sola, en mi habitación del hotel. Hacía muchísimo tiempo que no había visto a Justin.
Esta mañana vi esa noticia y le llamé para ver qué había pasado. Me explicó que esa iba a ser la chica de su próximo videoclip y que estaba pasando cierto tiempo con ella por cuestiones laborales. Nunca antes había hecho eso con las demás chicas de sus otros videoclips; pero si él lo dice, será verdad. No tengo por qué desconfiar de él. Nunca me ha dado razones para ello.
Él me dijo de quedar en algún lugar público, para que los periodistas y los paparazzis nos vieran juntos y se disipasen los rumores. Yo propuse quedar en el centro comercial en Atlanta.
La sorpresa me la llevé cuando allí mismo me encontré a la tal Bonnie. Es muy maja. No tiene pinta de querer separarnos a mí y a Justin. Pero quién sabe. Las apariencias engañan.
La verdad es que ya no siento lo mismo que antes. Cuando Justin me pidió salir, yo me sentí la chica más feliz del mundo. Pero ahora ya no es lo mismo.
He estado pensándolo, y me he dado cuenta de que tengo ganas de vivir nuevas experiencias. Nuevas emociones. Nuevos sentimientos.
No sé. Creo que me he aburrido de mi vida como famosa. No quiero que me persigan hombres con cámaras a todas horas. Que me insulten por mi noviazgo. No quiero estar viajando constantemente, sin poder parar a descansar.
Quiero ser una persona normal, y eso implica dejar a mi novio. Su fama sumada a la mía crea muchos conflictos. Y yo no quiero.
Ya sé que fui yo quien le dijo a mi madre que quería cantar, y actuar… Pero también quiero salir más a menudo con mis amigos, como una chica normal.
No tengo hambre, así que me voy a dar una ducha rápida y a la cama, que mañana por la mañana tengo que coger un avión de vuelta a Los Ángeles.

martes, 16 de octubre de 2012

CAPÍTULO 26: "Nuevas sorpresas"

 
Una mano apareció de la nada y lo recogió, poniéndolo encima de todo el montón de cosas que llevaba yo encima.

Yo: ¡Gracias!

¿?: De nada…

Levanté la mirada y vi a un chico, más o menos de mi edad, bastante alto, rubio y de ojos azules.

¿?: ¿Quieres que te traiga una cesta o algo?

Yo: Eh… ¡no! ¡No hace falta!

¿?: ¿Segura?

Yo: Sí, sí. Esto… ¡soy Bonnie!

¿?: Yo soy Ryan. Encantado de conocerte. Mmm, ¿estás segura de que no quieres que te ayude?

Entonces se me cayó el bote de aceite al suelo.

Ryan: Vale, definitivamente te tengo que ayudar. Trae- cogió todas las cosas con una facilidad increíble, y se dirigió hacia las cajas registradoras.

Yo le seguí mientras sacaba el móvil para mirar la hora. Eran las 2.

Charlie: ¡Eh, Bonnie! ¿A dónde vas?

Entonces se percató del chico que iba delante de mí ayudándome a llevar las cosas.

Charlie: Veo que has estado muy bien acompañada…

El chico al que acabo de conocer se dio la vuelta.

Ryan: ¡Charlie! ¡Cuánto tiempo!

Charlie: ¡Hombre! ¡Pero si es Ryan!

Ryan: ¿Qué tal, bonita? –preguntó mientras le daba dos besos en la mejilla a Charlie.

Yo: ¿Os conocéis?

Charlie: Sí, él es un amigo de Justin.

Ryan: Uno de los MEJORES amigos –le corrigió.

Yo: Ah… Justin.

Charlie: ¿Y cómo es que estás tú por aquí? ¿No vivías en Canadá?

Ryan: Sí, pero al final uno se termina aburriendo de su casa y prefiere cambiar de aires.

Charlie: Haha sí, la verdad es que está bien moverse de vez en cuando. ¿Y Justin sabe que estás aquí?

Ryan: Le he llamado, pero no me ha cogido el teléfono.

Charlie: Últimamente ha estado muy ocupado.

Ryan: Sí, me lo comentó…

Empezaron a hablar, y yo no me enteraba de nada. ¿No era que Charlie odiaba a Justin? ¿Por qué ahora finge que le cae de maravilla? Me estoy perdiendo algo…

Charlie: Ryan, ¿quieres venirte a mi casa a comer?

Ryan: Es una oferta tentadora, pero no puedo. He quedado con unos amigos. La próxima vez, ¿sí?

Charlie: Bueno, vale. Ya hablaremos.

Ryan: Vale. Hasta luego. Adiós, Bonnie –dijo dirigiéndose a mí.

Me aseguré de que Ryan estaba lo suficientemente lejos para que no nos pudiese oir.

Yo: ¿A qué ha venido eso? –dije mientras metía la compra en bolsas.

Charlie: ¿A qué ha venido el qué?

Yo: Pues lo de antes –pagué a la cajera y cogí mis bolsas.

Charlie: No sé a qué te refieres –pagó sus cosas con nerviosismo y se dirigió hacia la salida.

Yo fui tras ella.

Llegamos al coche de Charlie y ella me ayudó a meter las bolsas en el maletero.

Ambas nos metimos en el coche y nos pusimos los cinturones.

Yo: Dime…

Charlie: ¿Sí? –dijo con inocencia.

Yo: ¿Qué es lo que me estás ocultando?

Charlie: Nada.

Aunque ella se empeñaba en ocultarlo, yo sabía que había algo. La miré fijamente a los ojos durante todo el camino, hasta que por fin aparcó frente a mi casa.

Charlie: ¡Deja de mirarme! ¡Me intimidas!

Yo: Pues dímelo.

Charlie: Decirte… ¿el qué?

Yo: Sabes perfectamente de qué estoy hablando.

Charlie: ¡Argh! Te lo diré, pero prométeme que guardarás el secreto.

Yo: ¡Claro! –sonreí animándola a contarme lo que sea.

Charlie: Mmm… -dudó antes de decírlo- Vale, estoy enamorada de Ryan. Y me vuelvo tonta cuando estoy delante suyo.

Yo: ¿Solo eso? –no sé por qué, pero esa respuesta no me convencía del todo.

Charlie: Sí, lo sé, es una tontería…

Yo: Sabes que puedes contarme lo que sea.

Charlie: Sí, sí. Ya lo sé.

Yo: Pues eso. En fin. Que me voy.

Me bajé del coche y saqué las bolsas del maletero. Vi cómo su coche se alejaba por la calle y entré en casa.

Empecé a colocar la compra en la cocina, mientras ponía la radio a todo volumen.

Yo: Have you ever seen the girl of your dreams, she´s just ten steps from me, she´s the one. I know everybody´s dancing around, and the music´s so loud, you´re so hot -cogí el bote de mayonesa como micrófono y empecé a bailar por toda la cocina.- Feel the rhythm, feel the beat of my heart…

Entonces alguien llamó al timbre. Supuse que era mi madre y que se le habrían olvidado las llaves dentro de casa.

Bajé el volumen de la radio y fui a abrir la puerta.

Yo: ¡¿Jodie?! ¿Qué estás haciendo aquí?

Jodie: Es que he visto la noticia esa, y quería enterarme de la versión completa de la historia.

Yo: Ah, ya. Eso… –dije con un poco de asco.

Jodie: ¿Puedo pasar?

Yo: ¡Ah, claro! ¡Pasa, pasa!

Me eché a un lado para dejarle pasar y cerré la puerta tras ella.

Jodie dejó sus cosas en el salón y nos sentamos en la mesa de la cocina.

Jodie: A ver, ¿cómo ha ocurrido? No, no… ¿cuándo empezó? No, no… espera…

Yo: Aclárate –dije entre risas. Su nerviosismo me hizo gracia.- Pregúntame y yo te respondo en orden, ¿sí?

Jodie: Vale –respiró hondo y soltó- ¿es verdad lo que dicen las noticias?

Yo: Depende.

Jodie: ¿Depende? –levantó una ceja- ¿De qué?

Yo: Pues depende de qué parte –me levanté y empecé a poner los cacharros y las sartenes a fuego lento. Había pensado en hacer yo la cena.

Yo: Jodie, ¿vas a quedarte a comer?

Jodie: Eh… supongo que sí.

Me quedé en silencio, mientras echaba los macarrones en una olla llena de agua hirviendo.

Jodie: No me hagas sacarte la información como un sacacorchos… Venga, ¡suelta!

Yo: ¿Qué quieres que te diga? A ver, Justin y yo nos hemos estado viendo, pero no como amantes… o lo que sea que diga la gente… Quiero decir, yo soy algo así como su empleada, porque voy a ser la próxima “chica” de su videoclip –dije imitando la expresión que horas antes había utilizado Selena.

Jodie: ¿¡En su videoclip!? ¿¡En el del mismísimo Justin Bieber!? Charlie no lo sabrá, ¿no? Porque ella… ¡Ooops! –se tapó la boca con ambas manos y abrió mucho los ojos.

Yo: ¿Porque ella…? –me había quedado con la intriga.

Jodie: No puedo decírlo.

Yo: No me dejes con la intriga.

Jodie: De verdad, tía, no puedo –cogió una servilleta y empezó a juguetear con ella, doblándola y desdoblándola.

La miré fijamente a los ojos.

Jodie: No me mires así.

Yo: Dejaré de mirarte así si me lo cuentas –al parecer, mi mirada es intimidante.

Jodie se levantó y se apoyó en la encimera.

Jodie: Verás… a Charlie le gusta Justin…

Yo: ¡¡No puede ser!!

Jodie: ¿Por qué no?

Yo: ¡¡Porque antes me dijo que le gustaba Ryan!!

Jodie: ¡¡NO!!

YO: ¡¡Sí!!

Jodie arrugó el entrecejo.

Jodie: Yo tengo una teoría.

Yo: ¿Cuál?

Jodie: Desde que apareciste tú, Justin nos ha hecho muchísimo más caso. Quiero decir, antes, él no sabía ni que existíamos. Y ahora… pues ya ves. Yo creo que Charlie te está utilizando. Y no me extraña.

Yo: ¿Por qué?

Jodie: Ya lo ha hecho más de una vez. Ella se cree una reina porque es la hija de un multimillonario propietario de los mejores Clubs de Campo de toda América. La verdad es que ahora me siento mal…

Yo: ¿Por qué? –vale, hoy no paro de repetir esa pregunta.

Jodie: Pues porque yo siempre he ido tras ella. He sido su “perrito faldero” durante todos estos años. No me lo puedo creer… Verás, yo de pequeña no tenía amigos. Era la típica friki con aparato dental y gafotas. Pero la conocí a ella a través de mis padres. Mis padres son amigos de los padres de Charlie. Juegan al golf juntos. Así que Charlie y yo nos hicimos amigas. Yo me sentí muy feliz. Pensé que ella me aceptaba tal y como soy. Me alegraba tener una amiga, aunque ahora me he dado cuenta de que nunca fue una amiga de verdad. Me ha utilizado para conseguir lo que ella quería. ¡Cómo he podido no darme cuenta…!

Yo: No te pongas así. Al menos, ahora sabemos cómo es en realidad.

Jodie: ¿Y qué más te ha dicho?

Yo: Que odia a Justin.

Jodie: Para que tú también le termines odiando y tenerle libre para ella.

Yo: Y se ha comportado como… no sé, como demasiado cariñosamente con Ryan, no sé cómo definirlo…

Jodie: Ryan está colado por Charlie, pero ella no va a salir con él porque “Justin se pensará que ella es una puta que sale con el primero que se lo pide” –dijo imitando a Charlie.

Yo: Ahh… Pásame la sal… -le señalé el primer cajón.

Jodie: ¿Y qué vas a hacer?

Yo: Supongo que hablaré con ella.

Jodie: …

Entonces oímos a mi madre entrar por la puerta.

Mamá: Sniff, sniff… ¡aquí huele de maravilla!

Yo: Sí, estoy haciendo unos macarrones con una receta familiar secreta. Shh… no se lo contéis a nadie… -puse el dedo índice sobre mis labios.

Mi madre se rió.

Mamá: Venga, deja que te eche una mano. Id a poner la mesa.

Jodie cogió los platos y yo saqué los cubiertos, y fuimos colocándolos sobre la mesa. Lo hicimos en silencio; no íbamos a hablar de cotilleos delante de mi madre.

Después de cenar, mi madre recogió la mesa, mientras Jodie y yo nos subimos a mi cuarto.

Jodie: Vaya. Bonita habitación. Es la primera vez que entro.

Yo: Es el tercer día en que estoy aquí. Eres la primera, aparte de mis padres y yo, en entrar.

Jodie: ¡Vaya, es todo un honor! ¿Y se supone que me debería de sentir orgullosa?

Yo: Sí –cogí un peluche y me senté en la cama, abrazándolo.

Jodie: ¿Y eso?

Yo: ¿El qué?

Jodie señaló un sobre que había sobre el escritorio, apoyado sobre un marco de foto. Ponía mi nombre.

Lo cogí y lo abrí. Dentro había una carta. Era de mi padre.